¿Hay algún turista que visite las cataratas del Iguazú y que no saque una foto? Prácticamente todos lo hacen, con celulares, con pequeñas cámaras, con cámaras profesionales, al punto que sería imposible calcular los miles, o tal vez millones de imágenes registradas de ese paisaje espectacular.
Pero, ¿alguien se pregunó alguna vez quién fue el primero en dejar un registro de las cataratas? Porque una cosa es verlas, y otras llevarse una imagen de esa maravilla. Entonces te contamos quién fue. Y no fue un fotógrafo precisamente, sino un dibujante y pintor.
¿Su nombre?: Adolfo Methffesel. Había nacido en Suiza, en 1836, era arquitecto y paisajista y había llegado a la Argentina convocado por el presidente Sarmiento junto con científicos alemanes para promover el desarrollo de las Ciencias Naturales y Exactas en la Argentina.
Methffesel comenzó a trabajar en el Museo de Ciencia Naturales de Buenos Aires como naturalista viajero y documentó, pintando, paisajes desde la patagonia hasta el norte argentino, todo esto a instancias del Perito Moreno, quién vio en este dibujante la persona indicada para enriquecer al museo, tal como lo expresa en un documento que dice: “Confié esta misión al empleado extraordinario, Sr. Adolfo Methfessel, quién debía examinar con el mayor detenimiento todas las ruinas indígenas, practicando excavaciones y reuniendo toda muestra por más insignificante que pareciera. Su conocida habilidad como dibujante contribuiría en mucho a su mejor resultado.”
Luego de esta experiencia, en la que Methffesel deja testimonio gráfico de piezas de alfarería, objetos indígenas y fósiles, puede apreciarse como los paisajes y vistas que pintara transmiten con fidelidad testimonial la riqueza de cada zona recorrida, a las que accedía muchas veces por intrincados caminos en medio de soledades interminables
Luego de esta experiencia regresa a Europa, donde permanece un tiempo, pero retorna a la Argentina, y se incorpora como dibujante y acompañante de expedicionarios no ya del Museo de Buenos Aires, sino del Museo La Plata, y fue en estas circunstancias cuando acompañó a Juan B. Ambrosetti en su segundo viaje a Misiones, en 1892.
El viaje a pie desde la desembocadura del Iguazú hasta la Garganta del Diablo es un recorrido lleno de peripecias, pero vale la pena escuchar lo que dice Ambrosetti del pintor cuando llegan: “Ante su magnificencia, nos detuvimos a admirar el espectáculo, sobrecogidos por un delicioso pavor. Mientras tanto, Adolfo Methfessel, con una paciencia digna de un artista como él, hizo funcionar sus pinceles a despecho de una nube de jejenes que lo martirizaban sin cesar, una serie de croquis para pintar más tarde su gran cuadro del salto del Iguazú”
Adolf Methfessel fue un gran dibujante y naturalista, poseedor de una exquisita habilidad y sensibilidad para retratar paisajes y vistas geográficas. Fue miembro de distintas sociedades científicas extranjeras y luego de estas experiencias, regresó a Suiza y allí falleció en 1909.
Sus pinturas de las Cataratas del Iguazú son el primer registro gráfico de ellas, y en la actualidad esos cuadros son patrimonio del Museo de Ciencias Naturales de la Plata. Las primeras imágenes de esa maravilla fotografiada en adelante millones de veces.