No puedes saber qué te gusta si nunca lo has probado.
Aprendemos creencias de los demás y las asumimos como propias, por ello hay que identificar cuales son las creencias limitantes que no te dejan evolucionar y tener tu propio criterio.
Tú has cambiado, tú no eres tu yo del pasado, ni la mentalidad de tus padres, ni la de tus amigos. Tus prioridades pueden cambiar y tienes derecho a redirigir tu camino.
Hay tantas opciones como imaginación tengas. Si no sabes qué es exactamente lo que te gusta, definir lo que no te gusta te puede ayudar a descubrir aquello que si.
Quítate las etiquetas que te han puesto y que te has autoimpuesto porque que te anclan a tu autoconcepto. Etiquetarte te limita y tú eres mucho más que tus estudios, tu trabajo y tus condiciones.
Pregúntate, qué te gusta, qué disfrutas haciendo, qué te pide tu yo de ahora, tu intuición y combina tus pasiones.
¿Por qué no probar? ¿Qué puedes perder?
En mi opinión, es mejor arrepentirse de lo que hacemos, que de lo que no hacemos.