Morir, para Cristo, no fue el final. Fue solo el inicio de una nueva historia con el Padre y con nosotros. Fue dejarse sembrar para dar fruto abundante. Así también será con nosotros. En eso creemos.
El grano que quiera seguir como grano, que le tenga miedo a la humedad, que no esté dispuesto a desaparecer como grano, ¿cómo ha de dar fruto? Papa Francisco