¡Tú reinarás! proclama la Iglesia cuando mira a Cristo, su Esposo, y confía en que Él es Señor de la Historia.
¡Tú reinarás! proclamamos y con ello confesamos que Cristo, nuestro Salvador, es Señor de nuestras vidas.
¡Tú reinarás! proclama la creación, expectante, que sabe que en Cristo serán recapituladas todas las cosas, porque Él lo hace todo nuevo.