Nos toca preguntarnos cómo asumir su llamado y cuál es nuestro rol en el plan divino. ¿Cuántas veces en nuestra vida podemos exclamar: ¡el Todopoderoso ha hecho obras grandes en mí!? ¿Cuántas veces hemos hecho acto de abandono a su voluntad? La fe y la esperanza son el camino.
«Tu cuerpo es santo y sobremanera glorioso» San Germán de Constantinopla.