Los nuevos gobernantes militares de Guatemala, a pesar de sus declaraciones iniciales y de la presencia de la guerrilla en el nororiente del país, no se plantearon como tarea central la de erradicar los focos insurreccionales que pacientemente estaban creando el MR13 y las FAR. Su orientación era sin duda anticomunista pero, como dijimos, ellos pensaban que la amenaza marxista provenía esencialmente de las acciones políticas del PGT en el medio urbano y no de lo que ocurría en el interior del país.