Parecía enteramente posible que, luego de las elecciones, Guatemala se encaminase hacia un sistema político más abierto y participativo, porque la prometida inscripción del FUR y del partido de Maldonado Aguirre podría revitalizar un sistema que ya corría el riesgo de ir anquilosándose y de perder credibilidad y respaldo popular. El hecho de que los tres candidatos fuesen militares no significaba otra cosa que el reconocimiento del importante papel que desempeñaba el ejército en la vida nacional, especialmente cuando emergían otra vez las guerrillas con inusitada fuerza en el occidente del país, pero no implicaba nada parecido a una dictadura militar, como muy posteriormente lo señalaran algunos analistas.