Resulta difícil calificar al sistema político vigente entonces en Guatemala como una democracia liberal, respetuosa de la ley, abierta a todas las formaciones políticas que quisiesen participar en el juego político y llegar al poder. Pero tampoco puede decirse, en propiedad, que el país viviese una dictadura. El sistema vigente, por razones bastante claras, se apartaba un poco de los modelos que tradicionalmente la ciencia política ha utilizado para clasificar a los regímenes políticos concretos.