En Guatemala la forma apresurada con que se elaboró la nueva constitución y se sentaron las bases de una nueva institucionalidad, la manera en que se realizaron las elecciones y, sobre todo, la agresividad que desde el gobierno se desplegó contra toda forma de oposición, mostraron enseguida que había firmeza en seguir el curso revolucionario pero que el carácter democrático del nuevo régimen debía ser considerado, en el mejor de los casos, como bastante limitado en sus alcances.