En este tramo final de su mandato, consolidado en parte y situado fuera de la contienda electoral, Arévalo se concentró en la terminación de ciertas obras y la aprobación de algunas leyes que él consideraba de importancia. Por otra parte, se iba ensanchando la separación que, entre el gobierno de Arévalo y el de los Estados Unidos, había comenzado a producirse algún tiempo antes, y que se convertiría en un distanciamiento total en el momento de completar su mandato.