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El himno “Oh ven, Oh ven, Emmanuel” está basada en las siete “Antífonas O”, una serie de oraciones basadas en pasajes bíblicos que, según la tradición, se recitan o entonan antes del Magníficat en los servicios de Vísperas del 17 al 23 de diciembre. Cada Antífona O destaca un título para el Mesías. Esta es la tercera:

¡Oh, Renuevo del tronco de Isaì!, que te alzas como un signo para los pueblos, ante quien los reyes enmudecen y cuyo auxilio imploran las naciones: Ven a librarnos, no tardes màs (Isaìas 11:1; 11:10; Miqueas 5:1-5).

El profeta Isaías dice que el Mesías será una rama de la casa de Isaì. Pero ¿quién era Isaì? La respuesta la encontramos en el libro de Rut. Este libro parece una rareza entre los escritos del Antiguo Testamento. No es un relato de reyes, profetas o patriarcas, de grandes batallas o de manifestaciones poderosas de la presencia de Dios. Se enfoca en dos mujeres que han enviudado y se han quedado desamparadas. Luego hay un romance cuando la humilde Rut conoce y se casa con Booz un hombre rico, pero amable y generoso. Es una historia encantadora, pero ¿por qué se preserva para las futuras generaciones de fieles por el poder del Espíritu Santo?

La primera pista está en el primer versículo y en la profecía de Miqueas. “Y aconteció en los días que gobernaban los jueces, que hubo hambre en la tierra. Y un varón de Belén de Judá, fue a peregrinar en los campos de Moab, él y su esposa, y sus dos hijos” (Rut 1:1) La saga de Rut comienza y termina en Belén. Y Miqueas dice asì: “Pero tú, Belén Efrata, pequeña para estar entre las familias de Judà, de te me saldrà el que serà Señor en Israel: y sus salidas son desde el principio, desde la eternidad.” En el capítulo final de Rut, todo se revela. “Booz, pues, tomó a Rut, y ella fue su mujer; y se llegò a ella, Jehová le dio que concibiese y diese a luz un hijo...Y éstas son las generaciones de Fares: Fares engendró a Hezrón; y Hezrón engendró a Ram, y Ram engendró a Aminadab; y Aminadab engendró a Naasón, y Naasón engendró a Salmón; y Salmón engendró a Booz, y Booz engendró a Obed; y Obed engendró a Isaí, e Isaí engendró a David.” (Rut 4:13-22). En 1 Samuel 16:1-13, el profeta unge a David, hijo de Isai, como rey de Israel. Luego, en 2 Samuel 7:12-17 y 1 Crónicas 17:11-15, Dios le promete a David que de su linaje nacerá un rey que reinará para siempre, el Mesías. Así encontramos estas palabras repetidas en la genealogía de Jesús según Mateo 1:1-17. “Fares engendró a Esrom, y Esrom engendró a Aram; y Aram engendró a Aminadab; y Aminadab engendró a Naasón; y Naasón engendró a Salmón; y Salmón engendró de Rahab a Booz; y Booz engendró a Obed de Rut; y Obed engendró a Isaí; e Isaí engendró al rey David.”

La època de los jueces fue oscura para Israel. Las escenas en Jueces estàn teñidas con crìmenes contra Dios y el hombre: traiciones, brutales guerras, masacres, ciudades en ruinas. Sin embargo, el libro de Rut vierte un rayo de luz: piedad filial, fidelidad matrimonial, responsabilidad social y tranquilidad rural. Ademàs, Rut, la moabita, extranjera por nacimiento en Israel, fue elegida para ser antepasada del Salvador. Su recepción en la comunión de Israel también testificó el hecho de que incluso en los días anteriores a Cristo los gentiles podían ser admitidos en el reino de Dios si tan sólo recibían las promesas del pacto con verdadera fe.

Cuando nació nuestro Señor, los días gloriosos de David y Salomón habían pasado y no había ningún descendiente de David en el trono de Israel. Pero la fe sencilla en la Palabra de Dios floreció entre la gente sencilla y el Hijo de David, prometido a gobernar por siempre, nació en el mismo pueblito de Belén.

He aquì que vienen dìas, dice el Señor, en que levantarè a David renuevo justo, y reinarà como rey, el cual serà dichoso, y harà juicio y justicia en la tierra. Y èste serà su nombre con el cual le llamaràn: Jehovà, justicia nuestra. Gloria sea al Padre, y al Hijo, y al Espìritu Santo. Amèn.

HIMNARIO LUTERANO Nº 371