Y cuando hubo pasado el sábado, MarÃa Magdalena, y MarÃa la madre de Jacobo, y Salomé, compraron especias aromáticas para venir a ungirle. Y muy de mañana, el primer dÃa de la semana, a la salida del sol, vinieron al sepulcro. Y decÃan entre sÃ: ¿Quién nos removerá la piedra de la puerta del sepulcro? Y cuando miraron, vieron removida la piedra, que era muy grande. Y entrando en el sepulcro, vieron a un joven sentado al lado derecho, cubierto de una larga ropa blanca; y se espantaron. Y él les dijo: No os asustéis; buscáis a Jesús el Nazareno, el que fue crucificado; ha resucitado, no está aquÃ; he aquà el lugar en donde le pusieron. Pero id, decid a sus discÃpulos y a Pedro, que Ãl va delante de vosotros a Galilea; allà le veréis, como os dijo. Y ellas se fueron aprisa, huyendo del sepulcro, porque les habÃa tomado temblor y espanto; y no dijeron nada a nadie, porque tenÃan miedo. Marcos 16:1-8
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