En la lectura del Antiguo Testamento de hoy (Isaías 29:17-24), el profeta afirma que, con la venida del Mesías, «en aquel día los sordos oirán las palabras del libro, y los ojos de los ciegos verán en la oscuridad y en la tiniebla». Asimismo, el Salmo 146 dice: «Jehová abre los ojos a los ciegos». En el Evangelio de hoy (Marcos 7:31-37), el evangelista nos describe con detalle cómo nuestro Señor cumplió esta profecía. ¿Con qué propósito? El reino de Cristo se fundamenta en la Palabra, la cual solo puede ser comprendida mediante la escucha y la lectura. Los oídos reciben la Palabra, y el corazón la cree; luego, la lengua habla y confiesa lo que el corazón cree. Jesús deseaba que aquel hombre recibiera la Palabra.