¿Alguna vez usted defraudó de alguna manera a alguien? ¿Cómo se sintió cuando vio de nuevo a aquella persona? ¿Culpable? Algo parecido sucede en nuestra vida espiritual, cometemos errores, nos equivocamos y cuando venimos a la presencia de Dios, la culpa nos impide tomar las bendiciones que necesitamos para vivir bien.
Es tiempo de componer el camino y quitar la culpa de nuestra vida; Dios ha acumulado riquezas que tienen tu nombre, y no serán entregadas a nadie más, sino a ti. Acércate confiadamente, Dios es amor y restaurará tu vida, para que puedas disfrutar de tu herencia.
Dios como padre, busca que nos reconciliemos con el, busca producir un cambio en nuestra forma de pensar y de vivir. Busca que nos convirtamos en verdaderos adoradores, que sean capaces de correr a su trono, aún sabiendo que hemos errado. ¡¡No esperes más, ven a los brazos del Padre eterno!!