Los pensamientos intrusivos, sin que nos demos cuenta, se convierten en nuestro peor enemigo, hacen que nuestra fe se finque en la mediocridad y no en la excelencia que nos ofrece nuestro Señor Jesucristo.
¿Sugerencias? Poner orden en los pensamientos y no permitirle a esos pensamientos intrusivos colarse y causar daño. No se lo pierda