El mar ejerce un efecto maravilloso sobre nuestra mente. De hecho, el movimiento del mar y su inmensidad tienen un efecto casi hipnótico, el cual genera esa sensación de tranquilidad y bienestar que nos permite recargar energía. Científicamente existe una conexión entre el agua salada y nuestro sistema nervioso, ya que el mar puede calmarlo casi de inmediato y al mismo tiempo lo lleva a un estado de paz, tranquilidad y serenidad reduciendo el estrés.