Médicos que pasaron por esta dura circunstancia nos cuentan su experiencia.
Mis invitados fueron, dos maravillosos profesionales de la salud: Nela Bozzi, especialista en imágenes de alta resolución por ultrasonido; e Iván Gallego, Cardiólogo.
El primer golpe emocional es el diagnóstico, afecta mucho emocionalmente sobre todo si se tienen características que aumentan el riesgo o la complicación por esa enfermedad. En los afectados eso genera preocupación y temor al pensar que pueden morir. Es inevitable, pero, imaginen lo que es para un médico ir experimentando los síntomas con el conocimiento total de lo que les sucede o puede ser el desenlace.
Enfrentar el coronavirus se convierte en un juego de azar, es decir, sin querer comprar la lotería tienes la posibilidad de ganarte la muerte.
Los que atraviesan la enfermedad cuentan cómo sus mentes comienzan a jugarles malas pasadas, porque no es lo mismo saber que tienes una enfermedad tratable y conocida, que algo que aún se desconoce a ciencia cierta, cómo se cura o quiénes son los que fallecen. Eso causa un gran impacto emocional, puesto que solo con saber los resultados todos se sienten muy mal, e incluso como si de apretar un interruptor se tratase, comienzan a sentirse o enfermarse peor.
Por ello, muchos se derrumban, porque además se trata de una enfermedad estigmatizada y despierta rechazo social. Se llora y mucho. Este virus afecta las emociones y quienes no la han padecido o vivido de cerca no comprenden la necesidad de apoyo y afecto, más que la indiferencia y la incomprensión puede empeorar el cuadro de los enfermos.
Por momento piensas que morirás y otros en los cuales sientes que te recuperarás. Estar postrado en una cama como médico genera todavía más impotencia y frustración.
Por todo lo anterior, es importante, aprender a balancear la emoción para pasar el proceso e incluso saber cómo apoyar a otros en este proceso.
Disfruta de la entrevista completa y comparte tu experiencia.