1 Juan 2:1-17
[1]Mis queridos hijos, les escribo estas cosas, para que no pequen; pero si alguno peca, tenemos un abogado que defiende nuestro caso ante el Padre. Es Jesucristo, el que es verdaderamente justo.
[2]Él mismo es el sacrificio que pagó por nuestros pecados, y no solo los nuestros sino también los de todo el mundo.
[3]Podemos estar seguros de que conocemos a Dios si obedecemos sus mandamientos.
[4]Si alguien afirma: «Yo conozco a Dios», pero no obedece los mandamientos de Dios, es un mentiroso y no vive en la verdad;
[5]pero los que obedecen la palabra de Dios demuestran verdaderamente cuánto lo aman. Así es como sabemos que vivimos en él.
[6]Los que dicen que viven en Dios deben vivir como Jesús vivió.
[7]Queridos amigos, no les escribo un mandamiento nuevo, sino más bien uno antiguo que han tenido desde el principio. Ese mandamiento antiguo —ámense unos a otros— es el mismo mensaje que oyeron antes.
[8]Sin embargo, también es un mandamiento nuevo. Jesús vivió la verdad de este mandamiento, y ustedes también la viven. Pues la oscuridad está desapareciendo, y ya brilla la luz verdadera.
[9]Si alguien afirma: «Vivo en la luz», pero odia a un hermano en Cristo, esa persona aún vive en la oscuridad.
[10]El que ama a su hermano vive en la luz y no hace que otros tropiecen;
[11]pero el que odia a su hermano todavía vive y camina en la oscuridad. No sabe por dónde ir, pues la oscuridad lo ha cegado.
[12]Les escribo a ustedes, que son hijos de Dios,
porque sus pecados han sido perdonados por medio de Jesús.
[13]Les escribo a ustedes, los que son maduros en la fe,
porque conocen a Cristo, quien existe desde el principio.
Les escribo a ustedes, los que son jóvenes en la fe,
porque han ganado la batalla contra el maligno.
[14]Les he escrito a ustedes, que son hijos de Dios,
porque conocen al Padre.
Les he escrito a ustedes, los que son maduros en la fe,
porque conocen a Cristo, quien existe desde el principio.
Les he escrito a ustedes, los que son jóvenes en la fe,
porque son fuertes;
la palabra de Dios vive en sus corazones,
y han ganado la batalla contra el maligno.
[15]No amen a este mundo ni las cosas que les ofrece, porque cuando aman al mundo no tienen el amor del Padre en ustedes.
[16]Pues el mundo solo ofrece un intenso deseo por el placer físico, un deseo insaciable por todo lo que vemos, y el orgullo de nuestros logros y posesiones. Nada de eso proviene del Padre, sino que viene del mundo;
[17]y este mundo se acaba junto con todo lo que la gente tanto desea; pero el que hace lo que a Dios le agrada vivirá para siempre.