Marcos 15:1-27,29-47
[1]Muy temprano por la mañana, los principales sacerdotes, los ancianos y los maestros de la ley religiosa —todo el Concilio Supremo— se reunieron para hablar del próximo paso. Ataron a Jesús, se lo llevaron y lo entregaron a Pilato, el gobernador romano.
[2]Pilato le preguntó a Jesús:—¿Eres tú el rey de los judíos?—Tú lo has dicho —contestó Jesús.
[3]Entonces los principales sacerdotes siguieron acusándolo de muchos delitos,
[4]y Pilato le preguntó: «¿No vas a contestarles? ¿Qué me dices de las acusaciones que presentan en tu contra?».
[5]Entonces, para sorpresa de Pilato, Jesús no dijo nada.
[6]Ahora bien, era costumbre del gobernador poner en libertad a un preso cada año, durante la celebración de la Pascua, el que la gente pidiera.
[7]Uno de los presos en ese tiempo era Barrabás, un revolucionario que había cometido un asesinato durante un levantamiento.
[8]La multitud acudió a Pilato y le pidió que soltara a un preso como era la costumbre.
[9]«¿Quieren que les deje en libertad a este “rey de los judíos”?», preguntó Pilato.
[10](Pues ya se había dado cuenta de que los principales sacerdotes habían arrestado a Jesús por envidia).
[11]Sin embargo, en ese momento, los principales sacerdotes incitaron a la multitud para que exigiera la libertad de Barrabás en lugar de la de Jesús.
[12]Pilato les preguntó:—Entonces, ¿qué hago con este hombre al que ustedes llaman rey de los judíos?
[13]—¡Crucifícalo! —le contestaron a gritos.
[14]—¿Por qué? —insistió Pilato—. ¿Qué crimen ha cometido?Pero la turba rugió aún más fuerte:—¡Crucifícalo!
[15]Entonces Pilato, para calmar a la multitud, dejó a Barrabás en libertad. Y mandó azotar a Jesús con un látigo que tenía puntas de plomo, y después lo entregó a los soldados romanos para que lo crucificaran.
[16]Los soldados llevaron a Jesús al patio del cuartel general del gobernador (llamado pretorio) y llamaron a todo el regimiento.
[17]Lo vistieron con un manto púrpura y armaron una corona con ramas de espinos y se la pusieron en la cabeza.
[18]Entonces lo saludaban y se mofaban: «¡Viva el rey de los judíos!».
[19]Y lo golpeaban en la cabeza con una caña de junco, le escupían y se ponían de rodillas para adorarlo burlonamente.
[20]Cuando al fin se cansaron de hacerle burla, le quitaron el manto púrpura y volvieron a ponerle su propia ropa. Luego lo llevaron para crucificarlo.
[21]Un hombre llamado Simón, que pasaba por allí pero era de Cirene, venía del campo justo en ese momento, y los soldados lo obligaron a llevar la cruz de Jesús. (Simón era el padre de Alejandro y de Rufo).
[22]Y llevaron a Jesús a un lugar llamado Gólgota (que significa «Lugar de la Calavera»).
[23]Le ofrecieron vino mezclado con mirra, pero él lo rechazó.
[24]Después los soldados lo clavaron en la cruz. Dividieron su ropa y tiraron los dados para ver quién se quedaba con cada prenda.
[25]Eran las nueve de la mañana cuando lo crucificaron.
[26]Un letrero anunciaba el cargo en su contra. Decía: «El Rey de los judíos».
[27]Con él crucificaron a dos revolucionarios, uno a su derecha y otro a su izquierda.
[29]La gente que pasaba por allí gritaba insultos y movía la cabeza en forma burlona. «¡Eh! ¡Pero mírate ahora! —le gritaban—. Dijiste que ibas a destruir el templo y a reconstruirlo en tres días.
[30]¡Muy bien, sálvate a ti mismo y bájate de la cruz!».
[31]Los principales sacerdotes y los maestros de la ley religiosa también se burlaban de Jesús. «Salvó a otros —se mofaban—, ¡pero no puede salvarse a sí mismo!
[32]¡Que este Mesías, este Rey de Israel, baje de la cruz para que podamos verlo y creerle!». Hasta los hombres que estaban crucificados con Jesús se burlaban de él.
[33]Al mediodía, la tierra se llenó de oscuridad hasta las tres de la tarde.
[34]Luego, a las tres de la tarde, Jesús clamó con voz fuerte: «Eloi, Eloi, ¿lema sabactani?», que significa «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?».
[35]Algunos que pasaban por allí entendieron mal y pensaron que estaba llamando al profeta Elías.