Los últimos meses de su vida Graham Greene (1904-1991) los dedicó a escribir un diario de sueños, que había ido apuntando en sus diarios durante 25 años. Pocos días antes de morir dio orden a su compañera, Yvonne Cloetta, de meter en imprenta Un mundo propio, el libro en el que se recoge “una pequeña selección” de todos ellos (y que ahora publica en castellano la editorial La Uña Rota). Al mundo del subconsciente y la imaginación, el autor de El americano impasible lo llamaba farfelu y en él todo se entrecruza y se confunde. Un mundo propio es, en realidad, un mundo íntimo. Tanta intimidad como en la autobiografía que nunca quiso escribir por temor a incurrir en la de terceros. Su biógrafo, Norman Sherry, dice de él que fue un hombre que conservó la timidez hasta la muerte. Quizá por eso su amante explica en el prólogo del libro que “soñar era como tomarse unas vacaciones de sí mismo”. El autor que avanzó la literatura como la cepa escrita de la industria del entretenimiento era “por naturaleza, el espía perfecto, un hombre profundamente reservado, su vida seguía siendo un misterio incluso para los que le eran más próximos”. El propio Greene reconoce que es un consuelo saber que existe un mundo que nos es estrictamente propio, que no se comparte con nadie más. “No hay ningún testigo. Ningún pleito por difamación. Los personajes con los que me encuentro allí no recuerdan haberme conocido, ningún periodista o aspirante a biógrafo puede contrastar mi versión con la de otro”. De hecho, los grandes nombres de la historia del último tercio del siglo XX son protagonistas en su propio mundo. Cuenta, con asombrosa ironía y claridad, su paso por el servicio secreto y, de alguna manera, sus desvelos comogran creador de la novela de espías: “Las experiencias que viví en elM16(el Servicio de Inteligencia Británico) en mi Mundo Propio fueron mucho más interesantes que eltrabajo de oficina que desempeñé durante tres añosen el Mundo Común”. Y desvela algunas cuestiones de lo más interesantes sobre los secretos oficiales pasados por la minipimer imaginaria, tan absurdos como unguion de 007escrito por losMonty Python. “Recuerdo que entré en un salón suntuosamente amueblado donde Goebbels ocupaba un sillón dorado. Había varias personas más en la estancia, y aguardé junto a la repisa de mármol de una chimenea a la espera de mi oportunidad, pues llevaba conmigo un arma secreta para matar a Goebbels: un cigarrillo que desprendía un humo letal, que al inhalarse provocaba una muerte instantánea”. El escritor se mantenía cerca de su víctima, sostenía el cigarrillo donde el humo pudiera alcanzarle, pero problemas: “Empecé a impacientarme y le metí la colilla por la nariz antes de emprender la huida. Esperaba que el veneno actuara con rapidez y que la confusión me permitiera ganar tiempo para escapar”.Greene establece una separación entre su Mundo Propio y el Mundo . Maestro en el oficio de la intriga. Tenía a mano papel y lápiz en la mesilla de noche para no dejar escapar ni un sueño. Solía ocurrirle cinco o seis veces por noche. “Anotaba las palabras clave que por la mañana lo ayudarían a reconstruirlo. Luego lo transcribía. Recuerdo su primer diario, un cuaderno grande de cuero verde oscuro”, cuenta Cloetta. Recuerda que su jornada como escritor empezaba después de desayunar, escribía unas quinientas palabras. “Cada noche acostumbraba a releer, antes de irse a la cama, el tramo de la novela o del relato que hubiera escrito por la mañana, y dejaba que el subconsciente trabajara durante la noche”, señalando la importancia del subconsciente en el proceso creativo.********************Relator : El Sr coSAS.Edición : El Sr coSAS Música con IA: El Sr coSASEl whisky, Pinn, el chino del superSuscribite al canal y Dale likeUn gran abrazo desde ArgentinaUn País dónde no se puede volver a lo que se quiso