La práctica de hoy es Meditación en pareja.
• Compartir con nuestra pareja el tiempo de la meditación puede ser un medio
poderoso para profundizar y dar vitalidad a nuestra relación. También nos
proporciona la oportunidad para desempolvar nuestros conceptos y emociones, con
el fin de percibirnos mutuamente con claridad y frescura en la novedad siempre
reveladora de cada momento.
1. Sentados uno frente a otro, coloquen la palma de la mano izquierda hacia
arriba y la de la derecha hacia abajo. Acérquenlas hasta que se toquen.
Respiren y relájense durante algunos momentos para despejar y abrir sus mentes.
Empiecen a establecer y a activar sus centros de energía, su alerta y su
entusiasmo. Empleando la respiración, extiendan gradualmente a su alrededor el campo
de estos sentimientos y vibraciones mientras envuelven a su compañero
simultáneamente. Sientan y permitan que la presencia de su compañero se haga
cada vez más profunda en su interior y a su alrededor. Permitan que sus ámbitos
de conciencia luminosamente cargados se mezclen en un espacio de resonancia
compasiva y armoniosa, como si sus dos notas se elevaran para unirse en un coro
de resonancia compartida.
2. Ahora dirijan su atención simultáneamente a la respiración de su compañero.
Permitan que ambas unifiquen, poco a poco, los ritmos de inhalación y
exhalación. Dejen que esta concertación compartida les procure una mejor
armonía y una comprensión mutua cada vez más profunda.
3. Enseguida, imaginen que cada vez que exhalan, envían amor, luz y energía
curativa hacia su compañero. Imaginen que cada vez que inhalan, reciben de su
compañero cualquier cualidad física o mental que les envía. Abran sus corazones
y sus mentes, aprendiendo a dar y recibir con mayor generosidad.
4. Por último, sientan la densidad y la solidez de sus cuerpos. Dentro de esta
misma forma, intenten percibir sus cuerpos más sutiles de energía, vibración y
movimiento. Y a un nivel todavía más sutil, sientan un estado de apertura,
espaciosidad y de inmensidad interna; como un vasto cielo interior que impregna
toda la estructura de sus formas y sus energías. En esta dimensión vibracional
nos comunicamos y sentimos la resonancia, la disonancia y las emociones. En la
dimensión de nuestra apertura somos de una misma esencia, penetrando y
abarcándolo todo y compartiendo un espacio mental abierto. Dentro de esta
matriz compuesta de forma, energía y espacio establezcan su núcleo o centro de
amor y de sentimientos luminosamente positivos. Desde este centro siempre
podrán comunicarse con su compañero con una palabra amable, o a través de la
vibración, como una ola luminosa de amor y de cuidado. Imaginen y sientan la
posibilidad de que, aunque sus cuerpos ocupen espacios distintos, sus esferas
de energía y de espacio se unen y se interpenetran mutuamente. Dejen que sus
centros se unan y compartan totalmente sus campos de energía y de conciencia.
Siéntanse íntimamente uno dentro del otro. Desde sus corazones colmen a su
compañero de amor y ofrézcanle energía para que la utilice allí, donde más la necesita
en este momento.
Desde sus corazones y sus mentes compartan la corriente de esa comunicación tan
profundamente íntima que no necesita palabras.