El
tema de hoy es Meditación sobre la culpa
• Cuando escuchas la palabra culpa, ¿qué
viene a tu mente? ¿Te
sientes relajado o tenso? ¿Qué
sensaciones tienes en tu cuerpo? ¿Son agradables o desagradables?
• Una vez que hayas identificado las sensaciones
que la palabra culpa ha dejado en tu cuerpo, intenta investigar lo
siguiente: ¿Qué es la culpa? ¿En qué parte de tu cuerpo se siente? ¿Qué
emociones se detonan cuando alguien se siente culpable? ¿Es una energía que
mueve o que paraliza? ¿Es pesada o ligera? ¿En qué ayuda sentirse culpable?
¿Qué significa entonces la culpa?
•
Analicemos los siguientes conceptos: La culpa es un sentimiento de
remordimiento. Es el resultado de nuestro propio juicio entre lo que hemos
hecho y lo que creemos que deberíamos haber hecho. Es esa voz persistente
dentro de nosotros que pretende recordarnos a cada momento que nos equivocamos
o que cometimos un error. La culpa propia nos devalúa. Nos hace sentirnos menos.
La culpa ajena nos lleva a la idea de un castigo. Nos lleva a la venganza. La
autoestima se relaciona con la culpa y es inversamente proporcional a ella. Cuanta
más culpa sentimos, menor es nuestra autoestima.
• Ahora piensa en una situación en tu vida en la
que te hayas sentido culpable. Toma un tiempo para reconstruir el evento y trata
de recordar los detalles en particular. Comienza imaginándote el lugar, ¿cómo
es? Visualiza a la persona involucrada contigo en esta experiencia, ¿quién es? ¿qué
expresión tiene su rostro? Ahora imagina todo el evento, lo que tú hiciste o
dijiste, la reacción o la respuesta de la otra persona.
• De manera objetiva, ¿cómo percibes que se
siente esa persona contigo? ¿Cómo te sientes tú con esto? ¿Tus sentimientos han cambiado desde que
ocurrió esto o sigues sintiéndote igual? ¿Es funcional llevar una carga tan
pesada sobre tus hombros? Sentirte así, ¿es de beneficio para ti y para la otra
persona?
•
Ahora intenta abrir un poco más tu corazón. Imagina a esa persona delante de ti
e intenta expresarle a tu manera cómo te sientes con lo que hiciste. Tal vez
puedas decirle que lamentas mucho haberla herido, que no era tu intención
lastimarla y que, si hay algo que puedas hacer para reparar el daño, te
gustaría que te lo hiciera saber. Y en el caso de que haya existido la
intención expresa de lastimar, reconoce que por una perspectiva errónea
quisiste hacerle un daño, pero que ya has reflexionado al respecto y no te
gustaría volver a lastimarla. Manifiesta con sinceridad cuánto te ha dolido desde
entonces.
•
Voltea a ver a tu interior y con todo el amor que seas capaz de experimentar,
intenta reconocer cuando cometas un error. Con total gentileza aleja el
sentimiento de culpa. Con una sola vez que reconozcas una falta es suficiente,
no necesitas recordártelo momento a momento. Que ese mismo amor sea capaz de
envolverte en sus brazos, que te abrace fuerte y te haga saber que todo está
bien, que todos nos equivocamos y que eso está bien; que para la siguiente vez
pondrás un mejor esfuerzo en hacer las cosas de una forma más consciente. Goza por
unos instantes ese amor que te abraza y que se lleva la culpa.
• Reflexionemos: La responsabilidad es la
capacidad de responder y hacerle frente a las consecuencias de nuestros actos. A
partir de este sentimiento de amor que experimentas, cambia la palabra culpa
por responsabilidad. De esta
manera puedes comenzar empleando una nueva frase en tu rutina: yo soy
responsable de…. y haz tu propia lista. Una vez que la termines de enumerarla,
¿qué se siente ahora? ¿Cómo se siente tu cuerpo? ¿Cómo se siente tu mente? Tal vez te llegues a
sentir con un peso menos encima y con muchas más herramientas para hacerle
frente a las consecuencias de tus actos. ¿Qué propones hacer de ahora en
adelante con esto que has descubierto?