VOLVERSE UNO CON TODO
Cuando meditamos en un objeto, éste se unifica con nuestraatención. Vivimos con él, nos identificamos con él y nos unificarnos con él,tal como lo hace un grano de sal entrando en el mar.
Cada objeto de meditación necesita ser plantado en nuestracarne y en nuestros huesos; debemos ser el suelo que lo nutre, metiéndonos ensu piel. Sólo después de una comprensión profunda, sus frutos y sus floresllegarán a ser nuestros.