Lord Alfred Bruce Douglas pasó su vida a la sombra de esta relación que lo marcó para siempre y, para bien o para mal, le compró su porción de eternidad. Los escritos y poemas de Lord Douglas abusan de este vínculo. Su vida se vio eclipsada por este prestigio prestado, por esta pasión desbordada que empujó a Wilde a la prisión y al escarnio.