-Lo que aquí ha ocurrido está más claro que el agua. Al pobre ingeniero le entró el capricho de echar un buen polvo en este paraje, tal vez con alguna mujer exótica. Lo echó y la palmó.- Pasquano se dio cuenta de que la mirada de Montalbano se había perdido en la distancia-. ¿No te convence?
-No.