"Cuenta María del Pino Marrero Berbel, conocida cariñosamente en las islas como Berbel (Cartagena, 1950), que primero fue la mirada: el embrujo de una niña que observa embelesada las manos de su madre tejiendo formas en la nada en sus labores de ganchillo. Después, llegaron las palabras. Su primer acopio es una lista de pecados por mandato de las monjas, que extravía en un descuido una mañana antes de la confesión de cada miércoles. Entonces, la pequeña Berbel pone la casa bocabajo en pos de sus pecados perdidos, y quizá esa sea la búsqueda de todas las mujeres antes de descubrirse feministas." -Nora Navarro, periodista cultural.