De chico le gustaba el dibujo y pensó en dedicarse a la arquitectura, pero cuando se dió cuenta que los arquitectos no tenían tanto trabajo, apeló a otro de sus gustos: el campo. Se recibió de agrónomo en el año 79 y después de alguna experiencia laboral breve, ingresó a trabajar a la empresa donde se mantiene hasta hoy: Giménez Méndez. Según su visión, un buen viticultor debe tener sentido común y sangre fría para soportar las distintas adversidades del trabajo. Hoy, en RADIO TANNAT, les presento a Jorge Fernández.