El juicio político a María Paula Romo ha cristalizado y en los próximos días será el pleno de la Asamblea Nacional el que resuelva la censura o no a la súper ministra del gobierno de Moreno. Tras quedarse varios meses en la congeladora, finalmente el presidente del parlamento tuvo que dar paso a una de las varias solicitudes de juicio en contra de Romo y con ello la trama de poder tambalea pues la que ha sido su operadora tendrá que comprometer más de una vida de gato para salir en pie.
En octubre del año pasado, tras la brutal represión policial de la que fueron víctimas los y las manifestantes y que desencadenó en más de una decena de muertos, una de las demandas de los sectores que se tomaron las calles fue la destitución de Romo. Moreno, haciendo caso omiso a la exigencia popular en lugar de reemplazarla, la premió. Más adelante, cuando estalló el escándalo del reparto de los hospitales ya en pandemia, todas las luces apuntaron a que la mente y operación de ello fue, nuevamente, la ministra de gobierno. Sin embargo, para ambos hechos, Romo ha tenido la argucia y el soporte para revertir el relato y escabullirse de las responsabilidades. Con el antecedente de que 123 asambleístas pidieran su remoción el pasado agosto, ¿cómo actuará esta vez?
El alcance y poder de la otrora autodenominada defensora de los “derechos humanos y las libertades”, retratada ahora como la Margaret Tatcher andina, parece no tener límites. Desde que ingresara al gabinete en 2018 no ha parado de acumular influencia y, aún tras haber sido fallidamente expuesta para entrar a la vicepresidencia por la ventana, es la actora que sostiene los hilos en Carondelet: diálogos, acuerdos y cocteles no han parado con la embajada norteamericana o el poder mediático y financiero del país.
Hoy, que se pone en evidencia ese eje político-mediático-policial que ha operado sistemáticamente como una máquina de guerra contra el derecho a la resistencia, la verdad y la memoria colectiva, y ha hecho fértil el retorno neoliberal, desde Frente Radiosa nos preguntamos: ¿Quién sostiene a Romo? Bienvenidas todas y todos.