A lo largo de esta tercera temporada hemos estado hablando mucho acerca del amor y específicamente de la caridad. En este capítulo hablaremos de un amor en particular, un amor que para algunos resulta ser el más difícil, ya que puede parecer ilógico e irracional, pero es que el amor de Cristo arrebata todos esos límites que van más allá de nuestra inteligencia y conocimiento. Como San Agustín nos dice "Ama y haz lo que quieras" nosotros si amamos verdaderamente todos los días de nuestra vida, somos libres de hacer lo que queramos y alcanzaremos la santidad. Pero primero debemos de entender que implica "amar". Para amar profundamente y verdaderamente, debemos de aprender a amar a todas las personas incluyéndonos a nosotros mismos. Pero especialmente amar aquellos que nos cuesta más, ya que ahí es donde realmente nos parecemos a Cristo. Ya que si amamos solo a la gente que nos hacen el bien ¿Qué nos diferencia de los demás? El secreto está en amar a todos incluyendo a aquellos que nos desean y hacen el mal; ahí está lo extraordinario y ahí es donde nos parecemos a Cristo Jesús.