Para este capítulo agradecemos que nos haya acompañado un gran amigo y ejemplo a seguir, el Padre Alejandro Beltrán, que se nos unió en una plática alrededor del tema de la confesión. Justo en el capítulo anterior hablábamos sobre cómo lo mental termina afectando lo espiritual y viceversa, cuando hablamos de anhelos que se desvirtúan. En este capítulo pudimos seguir esa línea hablando puntualmente de un tema que por lo general gira en torno a los pecados y su efecto negativo en nuestras vidas, y con ese pensamiento reducimos la confesión a un tema de pedir perdón por culpa o pena. Cuándo analizamos el factor mental, dándole claro un sentido a través del factor espiritual, entendemos que la confesión es un acto de amor mucho más grande y centrado en la misericordia, así como la esperanza de algo mejor cada vez que nos acercamos a este sacramento, una vida que me lleva más allá de mí.