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Description

Las disciplinas no se sostienen solo con fuerza de voluntad: la carne se opone, el Espíritu impulsa. Por eso invitamos al Espíritu Santo; la autodisciplina deja de ser castigo y se vuelve siembra para la vida. Piensa en las cosas del Espíritu, ocúpate en ellas y vive desde ellas: Palabra, oración, comunidad y servicio. Así la perseverancia tiene ayuda, los hábitos cambian de raíz y la victoria se hace diaria.