En este inicio de serie, exploramos la vida de Eliseo, un hombre común que Dios transformó en un instrumento poderoso. Aprendemos que Dios no llama a los desocupados, sino a los diligentes. Eliseo estaba trabajando cuando fue llamado, y ese carácter forjado en la rutina lo preparó para una vida de milagros. Hoy, Dios puede estar usándote, a través de cada situación cotidiana, para prepararte y llamarte. No subestimes el valor de tu trabajo y tu responsabilidad: es ahí donde Dios talla a sus profetas.