La necropolítica nos dice que tener el poder es saber dar y recibir formas, pero también saber desprenderse de formas dadas, cambiar todo, manteniéndose iguales.
En contraste, la biopolítica nos dice que aún hay vocación de servicio con base en la verdad, intercambiar armónicamente formas y saber conservar formas dadas.
Es necesario resignificar la comunicación política impulsando el intercambio y el análisis de los asuntos comunitarios, para ello también se pueden usar las nuevas tecnologías en la que los creadores de contenidos se conviertan en webactores, procurando la comunicación para el bienestar.
De esto nos habla Eduardo Carrasco en nuestro episodio de hoy.