Un buen narrador además de tener una pluma ágil, debe ser talentoso percibir, para leer entre líneas, para dejar de lado las apariencias y ser capaz de ver la realidad profunda. La narración entonces se convierte en un arte, pero también en una ciencia, en la ciencia de la palabra precisa como cantaba Silvio. De esto nos habla Iveth Serna en nuestro episodio de hoy.