Las reglas del juego de la vida nos desafían a trascender la creencia de carencia, encontrar armonía y equilibrio, y ser fieles a nosotros mismos.
En la búsqueda de la plenitud, aprendemos a aceptar lo que no podemos cambiar y a forjar nuestro destino con autenticidad y compasión.
La verdadera fortaleza reside en abrazar nuestra individualidad y en seguir adelante con valentía.