El lenguaje es una herramienta poderosa que moldea nuestra realidad y nuestra autopercepción.
La manera en que nos hablamos a nosotros mismos puede reforzar nuestra confianza y percepciones o, por el contrario, limitarnos con críticas y dudas.
Este diálogo interno influye significativamente en nuestra salud mental y nuestro comportamiento, y a través de la autoconversación positiva, podemos fomentar un crecimiento personal y profesional.