«EL NO ES DIOS DE MUERTOS, SINO DE VIVIENTES»
SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS 20,27-38
Propuesta Espiritual
Esta semana te invitamos a leer el siguiente texto y a responder las preguntas que se mencionan a continuación.
«Así pues, su resurrección fue como una explosión de luz, una explosión de amor que rompió las cadenas del pecado y de la muerte. Su resurrección inauguró una nueva dimensión de la vida y de la realidad, de la que brota un mundo nuevo, que penetra continuamente en nuestro mundo, lo transforma y lo atrae a sí.
Todo esto acontece en concreto a través de la vida y el testimonio de la Iglesia. Más aún, la Iglesia misma constituye la primicia de esa transformación, que es obra de Dios y no nuestra. Llega a nosotros mediante la fe y el sacramento del bautismo, que es realmente muerte y resurrección, un nuevo nacimiento, transformación en una vida nueva.Es lo que dice san Pablo en la carta a los Gálatas: "Ya no vivo yo, sino que es Cristo quien vive en mí" (Ga 2, 20). Así, a través del bautismo, ha cambiado mi identidad esencial y yo sigo existiendo sólo en este cambio.Mi yo desaparece y se inserta en un nuevo sujeto más grande, en el que mi yo está presente de nuevo, pero transformado, purificado, "abierto" mediante la inserción en el otro, en el que adquiere su nuevo espacio de existencia».
- ¿Qué signos de la Vida de Cristo veo en la mía? Descubrir, al menos, cinco signos.
- ¿Qué me sugieren las palabras de San Pablo: «Ya no vivo yo, sino que es Cristo quien vive en mí»? (Gal 2,20).
- Te invitamos a pensar en tres pasos que te permitan estar más vivo en Cristo en esta semana.