Así como ponemos atención a lo que comemos, es indispensable poner atención a la forma en que nos nutrimos de manera sentimental.
Para poder entender este concepto es necesario primero preguntarte: ¿Con qué tipo de personas te juntas? ¿qué circunstancias provocas?
¿Cómo vives las cosas «buenas» que te suceden? ¿Y las «malas»? ¿cómo eliges vivir las distintas situaciones en tu vida?
Y si en estas preguntas encuentras respuestas que no te gusten tanto, muy seguramente estarás dándote cuenta de situaciones que no has podido digerir adecuadamente, y de ser así corres el riesgo de tener una indigestión sentimental.
El sentimiento es interno, de mayor duración, y no es tan fácil de percibir, la emoción es física, externa, muy breve y percibida externamente. En la parte sentimental nos alimentamos de emociones.
Se tiene una indigestión sentimental cuando hay una emoción que te provoca un estado emocional determinado, por ejemplo, así como comes algo que resulta picante, tienes una emoción que te enoja.
Ambas, el picante y la emoción del enojo provocan en ti que te “enchiles”, solo que en la parte emocional te “enchilas sentimentalmente”, y si eres adicto a estas sensaciones, entonces buscas motivos o razones para estarte “enchilando”, provocándolo, buscando las formas, rodeándote de personas que te hacen sentir enojado.
El cuerpo necesita sentirse así y lo genera, el problema son los excesos. Por lo que comer una emoción es lo que en realidad intoxica.
Descubre más de este apasionante tema con mi invitado Álvaro Cuevas. Espero lo disfrutes.
Yo soy Luisa Isabel, Sembradora de paz y consciencia.