Este es un proverbio que nos debe llevar a profunda reflexión, en cuanto al peligro de estar en pecado y cerrar los oídos a la reprensión. Endurecer la cerviz significa volverse terco. El que con terquedad persevera en el pecado, a pesar de haber sido advertido, de pronto será destruido sin remedio. Si sabiendo que está en pecado y habiendo sido advertido sobre eso, Usted sigue en el pecado, mi amigo, Usted está jugando con fuego.