Ustedes son la sal de la tierra... Ustedes son la luz del mundo” (Mt 5, 13-16), nos dijo el Señor en el Sermón de la Montaña.
Cuando no somos sal ni luz, no somos cristianos útiles. ¿Y cuál es la sal y la luz que faltan para dar sabor al mundo?
Con sólo mirar a nuestro alrededor podemos darnos cuenta cómo está el mundo.