San Lucas 16,19-31
Seguimos caminando este tiempo de cuaresma y nos encontramos hoy con este relato del Evangelio en donde Jesús nos habla de la figura de dos personas: una tiene nombre propio y es el pobre Lázaro; y otro es una persona rica, un rico de la época de Jesús.
Lo cierto es que tres características fundamentales son las que tiene Lázaro en su vida: la primera es que estaba tirado a la puerta del rico. Es decir, que no tenía un lugar ganado, no tenía un lugar propio, no tenía un lugar específico en la sociedad, sino que era un marginal, un sobrante, una persona que estaba a expensas de la vida de otra y que -sin poder acomodarse- había buscado refugio en lo que van hacer las migajas de la persona que vive en la casa.