Si una de las características en la esencia del rugby trata de segundas oportunidades, éste es un cabal ejemplo. Cómo algo tan simple como una pelota y un grupo de compañeros pudo cambiar radicalmente la vida de alguien que transitó 10 años en reformatorios y cárceles, no hace más que avalar aquella frase que Nelson Mandela proclamó en un discurso: "El deporte tiene el poder de cambiar el mundo, de inspirar, de unir a las personas. Puede crear esperanza donde una vez solo hubo desesperación. Es más poderoso que cualquier gobierno y se ríe ante cualquier tipo de discriminación". Lo que significa Espartanos en su vida; haber conquistado la cumbre del Aconcagua; su nuevo rol en la sociedad y experimentar todas las sensaciones de libertad. Pasen y escuchen a Ezequiel Baraja, un resiliente por naturaleza. Un hombre que encontró una segunda oportunidad a través de la ovalada.