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Mi Abuela Fumaba Puros (p. 14)

El cuento de amor entre la abuela de Sabine y su abuelo. Su abuela era una mujer fuerte, seria, y formal que no daba muchos complementos pero si daba alguno era especial siempre. Sabine no sabía de su abuelo solamente lo conocía por las cosas que había escuchado hablar de él. Una cosa de la que el conoció fue de la conexión de su abuela y su abuelo. “Su amor fue una pasión que no tuvo tiempo de convertirse en costumbre o en simple amistad. Se amaron con mutuo respeto y miedo, entre admiración y rabias, entre ternura y bravura"(16). El cuento continúa con la memoria de los puros del abuelo. El fumaba puros mucho, entonces la casa siempre tenía olor a cigarros. Después de que él se murió su abuela empezó a encender puros en memoria de su esposo. Al pasar al tiempo a ella le comenzó a gustar el aroma más y más hasta que empezó a fumar los puros. Cuando ella encendía un puro era como reconectarse con su fallecido esposo. “El puro que antes había sido símbolo de autoridad ahora se había convertido en instrumento afectivo"(20). Sabine y su familia se mudan cerca de la casa de su abuelo y Sabine comienza a tener esa relación de "tierno amor y reverente temor "(20) con su abuela. Tiempo después Sabine va a visitar a su abuela y encuentra que la casa de su abuela está en llamas. Pero en lugar de encontrarse con una abuela desesperada se encuentra con una abuela tranquila. Ella le dice,  "Dios da y Dios quita, mi hijito. Bendito sea su dulce nombre"(29). Como siempre ella se va a fumar su puro.