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No culpan, agradecen.

En una misma situación, los pobres culpan por lo malo, los exitosos por lo bueno.
Culpan con inteligencia al nivel del alma y corazón, no desde la cabeza o el deber ser.

La tristeza, la ira y el miedo son sentimientos que nos llevan a buscar un culpable de un problema. Pero ser maduro significa dejar de culpar a los demás.

No culpan, agradecen, bendicen.

Si vas a culpar a alguien al menos esfuérzate por hacerlo bien!

Si vas a culpar a alguien por algo en tu vida al menos esfuérzate en hacerlo bien, deja de lado la queja, la victimez, el rencor, el resentimiento, el dolor y hazlo desde lo bueno, lo agradable y lo perfecto.

Mientras los pobres se enganchan con el lado negativo, los exitosos transforman la situación en algo para agradecer, culpamos a los demás de la persona en la que nos hemos convertido ❤️