Una lección de los árboles
No hace mucho, los árboles estaban cargados de hojas doradas.
Aunque bonitos a la vista, me robaron el mundo del más allá. Pero ahora que las hojas han caído, puedo mirar a través de las ramas esqueléticas hacia el cielo azul profundo y más allá.
Enséñanos, buen Dios, cómo cuidar nuestras necesidades materiales sin descuidar nuestras necesidades espirituales; cómo cuidarnos sin descuidar a los demás; y cómo vivir con alegría en este mundo sin perder de vista el mundo venidero.
Amén