Te sentás a negociar, hacés tu propuesta y la otra parte te dice: 'No podemos pagar eso'.
Automáticamente, ¿qué hacés? ¿Bajás el precio? Error.
La mayoría cae en la trampa de negociar contra sí mismos. En vez de desesperarte, preguntá: ¿Qué parte de mi propuesta es la que más valor tiene para ustedes?
Hacé que hablen. Cuando el otro lado explica, revela información clave. Y ahí es donde empezás a ganar. Porque negociar no es ceder, es entender.