Eres un guerrero! Tus armas son tu fuego y sueños interminables. Tu mirada, tu sonrisa y una mentalidad misteriosa crean el señuelo perfecto para lograr atraer y pescar lo anhelado. Tu ternura, transmitida por las energía que no tocan, pero acarician el alma. Tu voz, canta odas tenues y firmes. Tu olor, expide humos que penetran la piel. Tu sabor sacian hasta la sed mitocondrial de quien tiene el honor de probarlo.
Caminas con pisadas firmes pintando con pinceles gruesos los colores de quienes rodeas. Escalas montañas y como un sanador alisas tus cicatrices hasta camuflajearlas con la dermis. Tus brazos levantan el corazón y dan vida aún al moribundo.
Creas pasiones de lucha, contagias con el sudor del guerrero. Construyes castillos en praderas recónditas y ruinas en debacle.
Como Poseídon galopas mis entrañas y me haces cantarte himnos homéricos que maduran emociones y gritos salvajes.
Tu espada crea remolinos en mi hipotálamo y seduce con inteligencia mis neuronas, haciéndome alcanzar el más elevado deseo de encontrar la sabiduría de los dioses, la piedra filosofal que hace los momentos junto a ti, en tiempos sin tiempo, rompecabezas inmortales de la memoria.