“Yo hice el curso completo para andar en el río y el mar, en los primeros viajes que hice con mi padre, que eran viajes a canalete, a mí me tocaba achicar (sacar el agua de la embarcación), qué trabajo para duro le digo, eso empezaba animado y terminaba bien mareado, pero siempre estaba la voz de mi padre que me gritaba - ¿Cómo vamos Antuco? llegamos o no llegamos -. Ese grito siempre me levanta el ánimo y las fuerzas para seguir en mi labor. Ya después que empecé a crecer, ya era parte de los que bogaban (remar) y lanzaba la red al mar”. Comenta entre risas Antonio Payan.