A la hora de hacer cambios relevantes en la vida, no es tan importante cambiar de lugar o tareas sino los cambios internos y que estos sean consistentes entre lo que se dice y lo que se hace.
No es cuestión de adoptar buenos hábitos, únicamente, sino de dejar aquellos que nos anclan a la mentira y el engaño.
Cada persona tiene una batalla interna, aquella que se tiene con el lobo rapaz que destruye internamente y sus efectos se manifiestan en las relaciones más importantes, porque para esconder lo que se hace escuchando al lobo rapaz, se debe recurrir a una serie de mentiras y a mantener medias verdades, esperando que nunca se sepa lo que se hace a escondidas.
Pero no hay nada nuevo debajo del sol, si la persona escoge alimentar a esa bestia, eventualmente será consumida por ella. Si lo que esa persona hace con su vida sólo lo afectará a si mismo, no importaría tanto, pero nunca es así, es otra mentira de esa bestia destructora. Lo que la persona hace siempre afecta a otros, porque para ocultar la verdad, mira con menosprecio a las personas que también dice son las más importantes de su vida.
Tú sabrás si sigues alimentando a ese lobo salvaje y destructor que llevas dentro de ti, tú sabrás si sigues tratando de engañar a otros cuando el único que se engaña eres tú.
Esta es aún una buena oportunidad de hacer un verdadero cambio en tu vida y dejar de buscar relajación y paz con tu autoexistencia y encontrar la verdadera y genuina paz que viene del perdón de Dios. No para que hagas un montón de cosas, sino para que alejándote de lo malo, busques hacer lo bueno y eso es amar honrar a Dios con tu espíritu, alma y cuerpo.