La obediencia, como la santidad, requiere conversión, es decir, que nos volvamos a Dios dispuestos a renunciar al pecado como parte de nuestro proceso de santificación, que nos llevará a vivir con alegría y paz pues sabremos que estamos agradando a Dios que, en consecuencia, nos bendecirá.
Te invito a escuchar dos aspectos importantes en nuestra conducta, la obediencia y la verdad.